Manuel Ríos San Martín

guionista / director cine-tv / productor ejecutivo

Manuel Ríos San Martín

guionista / director cine-tv / productor ejecutivo

Blog sobre mis 27 años en la profesión

Motivos para el Blog:

El 12 de enero del 94, se emitió en televisión el primer capítulo de una serie escrita por mí. Se puede decir que fueron mis inicios como guionista. Justo ahora llevo 27 años como guionista de series de tv y cine. Puedes leer mi blog sobre mi experiencia escribiendo y dirigiendo series pinchando en estas líneas. Ver todas las entradas

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¡¡TENÉIS QUE VER ESTO!! (LOS INICIOS DE PAZ VEGA)

¡¡TENÉIS QUE VER ESTO!! (LOS INICIOS DE PAZ VEGA)

AÑO 97. OFICINAS DE G.E.CA.
 
Luis San Narciso corre nervioso escaleras arriba y encuentra a varios guionistas reunidos. Acaba de hacer un casting para la serie Compañeros, un proyecto que todavía está en fase de desarrollo.
 
LUIS
¡¡Venid, tenéis que ver esto!!
 
Me acuerdo como si hubiese pasado ayer. Los que estábamos allí bajamos al despacho de San Narciso a ver qué era eso que nos tenía que enseñar. Nos puso un vídeo, entonces nada digital, todo mucho más caserito que ahora. Vimos una prueba con una chica de ojos grandes, con muchísimo encanto y un gracioso acento andaluz: María Paz Campos Trigo Vega; desde aquel día, Paz Vega a secas. No hizo falta que Luis insistiera para que se tomara la decisión de que haría un papel en Compañeros. En aquel primer proyecto, que luego cambió bastante, Paz y Elena Ballesteros iban a ser Arancha y Valle.
 
Paz Vega en maquillaje en el corto “Perdón Perdón”.
Paz Vega en maquillaje en el corto “Perdón Perdón”.
Sin embargo, la serie se retrasó. En aquel entonces estábamos grabando la tercera temporada del Fary (Menudo es mi padre) y pronto empezamos a preparar Más que amigos para Telecinco, una ficción sobre unos jóvenes que vivían juntos en un piso. En Estados Unidos estaban a punto de estrenar Friends, y todo el mundo decía que iba a ser la Friends española. A decir verdad, no se parecía mucho, ni siquiera habíamos visto la original. Se decidió que Paz fuese una de las actrices de la nueva serie, pero hasta que empezase, se quiso ir probándola. No había hecho ningún papel profesional y le vendría bien ir cogiendo experiencia. Lo bueno de tener varias series en marcha es que puedes hacer estas cosas. La metimos en Menudo es mi padre con el mismo personaje que haría luego en MQA. Mismo personaje, distinta cadena. No puede decirse que fuese un spin of pero sí un experimento curioso. Una camarera que llegaba al bar El Pellizquito regentado por Miguel Rellán y María Garralón. Estuvo ahí tres capítulo, se despidió y fue a pedir trabajo al bar de la serie de Telecinco, que se llamaba el MASQUE. Y así empezó realmente su carrera. Daniel Écija dirigió el capítulo uno y yo todos los demás hasta el dieciocho, salvo dos que dirigió Jesús del Cerro. Paz tuvo ocasión de hacer casi de todo, mucha comedia, también drama, secuencias de amor, incluso algún desnudo de espaldas, que le costó muchísimo. Su personaje se parecía a sí misma: una chica andaluza que venía a Madrid para intentar ser actriz. En la serie no lo conseguía.
 
Estuvimos seis meses rodando y cuando yo vi que iba a dejar la serie para dedicarme a Compañeros, que por fin arrancaba en Antena 3, decidí hacer un cortometraje como despedida de toda la etapa anterior: Perdón perdón. Visto hoy, tuvo uno de los mejores repartos posibles de ese momento. Un montón de promeses, ahora actores famosos casi todos ellos. Estaban Paz Vega y Alberto San Juan, Jorge Bosch, Melanie Olivares, María Adanez y Ana Risueño, entre otros. Y como siempre en mis proyectos, Miguel Rellán pululaba por ahí. Hoy sería difícil juntar un casting como este. Lo acabamos en dos fines de semana trepidantes, con un Alberto San Juan inspirado, que nos hacía reír fuera del rodaje incluso más que dentro. Se trataba de una comedia loca basada en un hecho real.
 
 
Fue la primera vez que Paz se puso ante una cámara de cine. El inicio de una larga y exitosa carrera. En el corto está muy guapa y divertida. Hace una pareja estupenda con Alberto. No tuve mucho tiempo de moverlo, el trabajo en la tele no deja casi tiempo, pero sí fuimos a algunos festivales y ganamos dos premios en el de Huelva. Me sirvió para conocer ahí a César Benítez, que años después me fichó para su productora BocaBoca. Ese corto fue uno de los motivos de su decisión, estoy seguro.
 
Paz Vega conmigo en el Festival Iberoamericano de Huelva.
Siguió Más que amigos, ya sin mí, y nosotros arrancamos Compañeros con Manuel Valdivia, otra vez. Cuando acabó la serie de Telecinco, se empezó a pensar en Paz para una sitcom que se estaba preparando pero que se retrasaba, así que mientras la metimos en una temporada de Compañeros. Para empezar a cambiarle la imagen, hizo de profesora estirada y no de jovencita alegre y andaluza. Por esa época también rodó su primer largometraje, Zapping, de nuevo con Alberto San Juan. La experiencia fue complicada. La historia tenía muchos desnudos y Paz no lo llevaba nada bien. Adelgazó un montón y no se la veía cómoda. De ahí pasó a 7 vidas, y de la sitcom a la película de Julio Medem, Lucía y el sexo. Y ya no hubo quién la parase. Globomedia hizo una magnífica labor lanzando la carrera de la actriz y yo tuve la suerte de estar en sus cuatro primeros proyectos.
 
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Paz Vega vestida de novia en Compañeros
A finales de los 90 le perdí la pista a nivel profesional y no hemos vuelto a coincidir trabajando. Este mundo es así, puedes ser inseparable durante cuatro años con algunos actores o técnicos, terminarse el proyecto y que pasen años sin volver a coincidir.
 
De aquella época quedan algunas fotos, muchos recuerdos, muchas secuencias juntos, muchas noches por Madrid, alguna fiesta de final de rodaje, charlas en los platós, también una Semana Santa en Sevilla, lo guapa que me pareció su madre, la carne de gallina en el decorado de Más que amigos por el frío que hacía, el esfuerzo por quitarse el acento andaluz, amigos comunes, ilusiones compartidas. De hecho, Paz leyó un precioso texto de Javier Marías en mi boda: “Así duermen, o creen que duermen la mayoría de los matrimonios y de las parejas, los dos se vuelven hacia el mismo lado cuando se despiden, de manera que uno le da al otro la espalda a lo largo de la noche entera y se sabe respaldado por él o ella, por ese otro, y en medio de la noche, al despertar sobresaltado por una pesadilla o ser incapaz de conciliar el sueño, al padecer una fiebre o creerse solo y abandonado a oscuras, no tiene más que darse la vuelta y ver entonces, de frente, el rostro del que le protege, que se dejará besar lo que en el rostro es besable, (…) o quizá, medio dormido, le pondrá una mano en el hombro para apaciguarle, o para sujetarle, o para agarrarse acaso”.
 
Seguro que cualquier día volvemos a coincidir.
 
 

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