Fin de fiesta
Eran las siete de la tarde y Fernando Izquierdo, mi primer ayudante de dirección me esperaba en el portal de casa. Era el último día de rodaje. No he podido dormir, me dijo nada más verme. Le miré, me miró, he soñado con los disparos, la explosión, con los actores... no sé si nos va a dar tiempo a terminar esta noche todo lo que nos queda.
Ya subidos en el coche y yendo hacia la gasolinera a 30 kilómetros de Madrid donde se iba a desarrollar la última y complicada escena de la película, empezamos a hablar de cómo lo íbamos a hacer y eso nos tranquilizó un poco. Cuando llegamos, a pesar de ser media hora antes de la cita había mucha actividad, bastantes habían llegado con tiempo, quizá por eso de que era el último día juntos. La verdad es que sí que nos quedaba más de lo que debería, y muy complicado. A una velocidad récord se montó la luz, se vistió a Antonio Hortelano y empezamos con una pelea frente a uno de la banda de los Miamis. Fernando me dijo que a lo mejor deberíamos cortar parte de la secuencia, lo del atropello, para llegar a tiempo al final. La gasolinera debía estallar antes de que amaneciese, ya íbamos pasados de presupuesto y un día más con 4 cámaras, especialistas, los tíos de efectos, actores, figuración, luz... era demasiado caro. Pero ahí es donde vemos que Quimi es un héroe. Vamos a intentarlo, le dije y empezamos a ensayar derrapes con Manuel Feijoo que tenía que llegar a la escena en coche y entrar haciendo un trompo. Manu, es tranquilote y en su vida había hecho un derrape, pero lo pilló enseguida agracias a un especialista que le estuvo explicando. Vamos con cuatro cámaras, tu Ángel con trípode al fondo, Ángel se había cortado la mano, pero a pesar de eso manejaba la cámara con maestría, 6 puntos contra una estantería de cristal el día anterior, pero allí estuvo. Chiqui se montó la steady, Tote, el director de fotografía cogió la tercera cámara y Paco puso en el suelo la cuarta. Manu retrocedió con el coche, aceleró, y derrapó justo en la marca. Claro, que fue a la sexta toma, pero había quedado perfecta.
No había tiempo que perder, en seguida, teníamos que ir con Fernando Guillén Cuervo y con su escena de los disparos. Hay que cargar pistola, iluminar la caseta de la gasolinera y montar un travelling. Las cuatro cámaras otra vez, hay que buscar a Kako que hace de su guardaespaldas. Kako estaba esperando en su coche, tenía casi 40 de fiebre. Llebámamos una semana rodando de noche con un frío intenso y agua nieve, y pensar que la película la habíamos empezado en verano... Ahora estaba todo el equipo con gripe, los plumas y las bufandas puestas, todos menos los actores, para los que suponía que era verano. La pobre Eva Santolaria iba con un vestidito de fiesta, casi trasparente que no la abrigaba nada. Claro que su personaje tenía que estar agotado, echo polvo, lloroso y no le venía nada mal ese estado de ánimo, otra cosa era que al día siguiente la tuviésemos que ingresar con pulmonía... Kako tenía menos suerte, estaba tirado en el suelo, muerto, y con el frío aquel muerto tiritaba, pero con un gran esfuerzo de concentración, Kako nos hizo creíble que no tenía vida mientras Fernando caminaba disparando a Sancho Gracia. Qué guapo el plano, nos dijo mientras visionábamos la toma. Pareces Terminator, tío, dijo alguien, esto le viene muy bien al personaje, de pronto al final, lo ha perdido todo y da un giro muy interesante.
Ahora teníamos que ir a por Sancho, que también tenía que morirse. Eduardo, el productor se me acercó y me dijo bajito, para que no se asustase el equipo, que íbamos muy mal de película. No quedaba mucha, así que decidí hacer el siguiente plano sólo con dos cámaras. Sancho ha hecho más pelis de acción que todos nosotros juntos y sabe de esto en montón, pero esta vez contábamos con un handicap, y es que 15 días atrás había sufrido un accidente en casa y se había roto el hombro. Tú no te preocupes Manuel, que no se me va a notar aunque me duela un montón me decía. Y, efectivamente, cuando el impacto le pegó en el pecho y tuvo que desplomarse sobre el suelo lo hizo con tal maestría que no se notó lo más mínimo el problema de su brazo, y si le dolió o no, no lo sabremos nunca porque no torció el gesto.
Parece que no vamos mal, dijo alguien y todos le miramos. Tú mismo, son las seis de la mañana y a las 8 menos cuarto amanece. Nos quedaba el atropello y algunos insertos más. Vino Pedro y Félix de efectos para hablar con nosotros, ¿cuánto vais a tardar en montar la gran explosión? Dos horas mínimo, pues no tenéis mas que una y cuarto. Se miraron, nos miramos y se pusieron manos a la obra. Dimos orden de ir subiendo una cámara a la montaña de al lado para rodar la explosión. No era fácil subir, había llovido y aquello era puro barro y arcilla. Un equipo de cámara tomó el material y lo comenzó a subir.
Nosotros mientras vamos al atropello dijo Fernando ayudante y que nadie se acerque a la caseta y están trabajando con mucha gasolina y muchos explosivos. No fuméis cerca de ahí, por favor. Quiero hacer yo el atropello, me dijo Fernando Guillén mientras colocábamos una cámara dentro del coche. ¿Seguro? Seguro. Estábamos tomando demasiados riesgos esta noche, Manu derrapando, ahora esto, lo de Sancho... De acuerdo, Fer, hazlo tú. A Fernando se le iluminó la cara. Vino Nito y Miguel, los especialistas y le empezaron a explicar como hacerlo. Guillén esperaba de pie, un especialista conducía, la imagen estaba ya en mi monitor cuando Fernando Izquierdo dio la acción, Fernando Guillén empezó a correr y el coche a acelerar, fueron unos instantes de tensión, el coche se acercaba rápido a Guillén, éste lo ve, salta, le atropellan, el plano ha sido fantástico, pero Fernando, ¿está bien? Estupendo, hacemos otra. Creo que no hará falta. Se ve bien que es él, ¿verdad Margarita? Yo creo que sí dire, me contesto la script. ¡Bua, y ya verás esto en pantalla grande...! Continuamos con los planos que nos quedaban hasta que a las 7 y 20 de la madrugada, los chicos de efectos nos dijeron que ya, que todo preparado. Tensión, se produjo unos de esos momentos donde todos sabíamos que se acercaba el final, pero que no quedaba mucho tiempo para ensayar un plano tan complicado. Dos cámaras aquí... vamos a hacerlo con los actores, no con los dobles. Félix nos dije que no había problema que ellos lo tenían todo controlado, Quimi, Valle y Luismi tenían que conducir atravesando la gasolinera en llamas y venir hacia cámara huyendo. Todavía era de noche aunque detrás de la colina ya clareaba. Les pusimos a los actores una luz al borde de la carretera hacia la que tenían que conducir para no tener que pensar mucho en ese momento de tensión, y también para que viesen las dos cámaras entre las que tenían que salir. Antonio Hortelano se subió en el coche donde el piloto, y Manu y Eva con él. Vamos a ensayar. Félix y Pedro se vinieron al monitor conmigo, vimos lo que hacía el coche y me dijeron justo en este punto, aquí explotará todo. De acuerdo, un par de ensayos mas, coger bien foco chicos que esto es toma única y vamos allá. Antonio cogió bien la velocidad y el camino por el que tenía que pasar. Estamos listos para rodar, ¿Cuánto nos queda antes de que amanezca, Tote? Tote se puso ceremoniosamente en el centro, miró hacia donde tenía que aparecer el sol, miró su fotómetro. El tiempo se detuvo un instante. Cinco minutos dijo. Los de efectos encendieron un par de fuegos que ya ardían antes en la gasolinera y Fernando el ayudante cogió el megáfono, se puso en mitad de la gasolinera... ¡motor!, rueda cámara uno, rueda cámara dos, rodando cámara tres, y por walkie habló con los de la montaña que también habían dado motor, se retiró del plano y cantó la acción, Antonio arrancó el coche, empezó a avanzar y no sucedió nada. Un momento de desconcierto. Félix salió corriendo, algo había fallado en el mecanismo. Rápidamente corrieron a apagar el pequeño incendio que había. Fue un momento de gran tensión ya que mientras lo apagaban podía estallar el explosivo (que ya estaba preparado) antes de tiempo por culpa del incendio. Les costó, ya que las llamas eran bastante altas, pero consiguieron sofocarlo con potentes extintores. Una vez apagado se pusieron a revisar el mecanismo para ver porqué no había estallado, todo el mundo se mira, y se oían comentarios en voz baja, va a amanecer, y no vamos a poder hacerlo, Tote, miraba el horizonte, todavía teníamos esa hora bruja de amanecer donde todavía es de noche pero hay un cierto resplandor azul marino. Rápidamente revisaron el posible fallo y nos hicieron una señal para que fuésemos a primera. Yo veía dos cámaras desde mi puesto, y todo el equipo se agolpaba alrededor, Toni estaba tranquilo a pesar de la responsabilidad de conducir el coche, asegúrate Ángel de que se vea bien en el plano que son ellos. Fernando Guillén se había que quedado hasta el final a pesar de haber terminado hacía rato y tomaba fotos de todo lo que pasaba. El primer ayudante volvió a coger el megáfono, y ¡motor!... rueda cámara uno, cámara dos... bien chicos, listos...¡¡ acción!!, el coche arrancó de nuevo y cuando no había avanzados más de tres o cuatro metros un resplandor rojo y amarillo, de fuego, cegó el monitor en el que yo estaba mirando, por unas décimas de segundo el coche desapareció de la pantalla como desintegrado pero a los escasos segundos surgió de entre las llamas, avanzando seguro hacia cámara, sí, estaban bien y se veía que eran ellos... salieron de plano, no cortéis, la gasolinera ardió unos segundos que se hicieron eternos. Vale, lo tenemos. Corrimos todos al coche, y Manu, Toni y Eva estaban bien, venga vamos a ver la toma, vais a flipar, todo el mundo se empezó a abrazar, lo habíamos conseguido, toda había salido bien. La película estaba terminada.
No había tiempo que perder, en seguida, teníamos que ir con Fernando Guillén Cuervo y con su escena de los disparos. Hay que cargar pistola, iluminar la caseta de la gasolinera y montar un travelling. Las cuatro cámaras otra vez, hay que buscar a Kako que hace de su guardaespaldas. Kako estaba esperando en su coche, tenía casi 40 de fiebre. Llebámamos una semana rodando de noche con un frío intenso y agua nieve, y pensar que la película la habíamos empezado en verano... Ahora estaba todo el equipo con gripe, los plumas y las bufandas puestas, todos menos los actores, para los que suponía que era verano. La pobre Eva Santolaria iba con un vestidito de fiesta, casi trasparente que no la abrigaba nada. Claro que su personaje tenía que estar agotado, echo polvo, lloroso y no le venía nada mal ese estado de ánimo, otra cosa era que al día siguiente la tuviésemos que ingresar con pulmonía... Kako tenía menos suerte, estaba tirado en el suelo, muerto, y con el frío aquel muerto tiritaba, pero con un gran esfuerzo de concentración, Kako nos hizo creíble que no tenía vida mientras Fernando caminaba disparando a Sancho Gracia. Qué guapo el plano, nos dijo mientras visionábamos la toma. Pareces Terminator, tío, dijo alguien, esto le viene muy bien al personaje, de pronto al final, lo ha perdido todo y da un giro muy interesante.
Ahora teníamos que ir a por Sancho, que también tenía que morirse. Eduardo, el productor se me acercó y me dijo bajito, para que no se asustase el equipo, que íbamos muy mal de película. No quedaba mucha, así que decidí hacer el siguiente plano sólo con dos cámaras. Sancho ha hecho más pelis de acción que todos nosotros juntos y sabe de esto en montón, pero esta vez contábamos con un handicap, y es que 15 días atrás había sufrido un accidente en casa y se había roto el hombro. Tú no te preocupes Manuel, que no se me va a notar aunque me duela un montón me decía. Y, efectivamente, cuando el impacto le pegó en el pecho y tuvo que desplomarse sobre el suelo lo hizo con tal maestría que no se notó lo más mínimo el problema de su brazo, y si le dolió o no, no lo sabremos nunca porque no torció el gesto.
Parece que no vamos mal, dijo alguien y todos le miramos. Tú mismo, son las seis de la mañana y a las 8 menos cuarto amanece. Nos quedaba el atropello y algunos insertos más. Vino Pedro y Félix de efectos para hablar con nosotros, ¿cuánto vais a tardar en montar la gran explosión? Dos horas mínimo, pues no tenéis mas que una y cuarto. Se miraron, nos miramos y se pusieron manos a la obra. Dimos orden de ir subiendo una cámara a la montaña de al lado para rodar la explosión. No era fácil subir, había llovido y aquello era puro barro y arcilla. Un equipo de cámara tomó el material y lo comenzó a subir.
Nosotros mientras vamos al atropello dijo Fernando ayudante y que nadie se acerque a la caseta y están trabajando con mucha gasolina y muchos explosivos. No fuméis cerca de ahí, por favor. Quiero hacer yo el atropello, me dijo Fernando Guillén mientras colocábamos una cámara dentro del coche. ¿Seguro? Seguro. Estábamos tomando demasiados riesgos esta noche, Manu derrapando, ahora esto, lo de Sancho... De acuerdo, Fer, hazlo tú. A Fernando se le iluminó la cara. Vino Nito y Miguel, los especialistas y le empezaron a explicar como hacerlo. Guillén esperaba de pie, un especialista conducía, la imagen estaba ya en mi monitor cuando Fernando Izquierdo dio la acción, Fernando Guillén empezó a correr y el coche a acelerar, fueron unos instantes de tensión, el coche se acercaba rápido a Guillén, éste lo ve, salta, le atropellan, el plano ha sido fantástico, pero Fernando, ¿está bien? Estupendo, hacemos otra. Creo que no hará falta. Se ve bien que es él, ¿verdad Margarita? Yo creo que sí dire, me contesto la script. ¡Bua, y ya verás esto en pantalla grande...! Continuamos con los planos que nos quedaban hasta que a las 7 y 20 de la madrugada, los chicos de efectos nos dijeron que ya, que todo preparado. Tensión, se produjo unos de esos momentos donde todos sabíamos que se acercaba el final, pero que no quedaba mucho tiempo para ensayar un plano tan complicado. Dos cámaras aquí... vamos a hacerlo con los actores, no con los dobles. Félix nos dije que no había problema que ellos lo tenían todo controlado, Quimi, Valle y Luismi tenían que conducir atravesando la gasolinera en llamas y venir hacia cámara huyendo. Todavía era de noche aunque detrás de la colina ya clareaba. Les pusimos a los actores una luz al borde de la carretera hacia la que tenían que conducir para no tener que pensar mucho en ese momento de tensión, y también para que viesen las dos cámaras entre las que tenían que salir. Antonio Hortelano se subió en el coche donde el piloto, y Manu y Eva con él. Vamos a ensayar. Félix y Pedro se vinieron al monitor conmigo, vimos lo que hacía el coche y me dijeron justo en este punto, aquí explotará todo. De acuerdo, un par de ensayos mas, coger bien foco chicos que esto es toma única y vamos allá. Antonio cogió bien la velocidad y el camino por el que tenía que pasar. Estamos listos para rodar, ¿Cuánto nos queda antes de que amanezca, Tote? Tote se puso ceremoniosamente en el centro, miró hacia donde tenía que aparecer el sol, miró su fotómetro. El tiempo se detuvo un instante. Cinco minutos dijo. Los de efectos encendieron un par de fuegos que ya ardían antes en la gasolinera y Fernando el ayudante cogió el megáfono, se puso en mitad de la gasolinera... ¡motor!, rueda cámara uno, rueda cámara dos, rodando cámara tres, y por walkie habló con los de la montaña que también habían dado motor, se retiró del plano y cantó la acción, Antonio arrancó el coche, empezó a avanzar y no sucedió nada. Un momento de desconcierto. Félix salió corriendo, algo había fallado en el mecanismo. Rápidamente corrieron a apagar el pequeño incendio que había. Fue un momento de gran tensión ya que mientras lo apagaban podía estallar el explosivo (que ya estaba preparado) antes de tiempo por culpa del incendio. Les costó, ya que las llamas eran bastante altas, pero consiguieron sofocarlo con potentes extintores. Una vez apagado se pusieron a revisar el mecanismo para ver porqué no había estallado, todo el mundo se mira, y se oían comentarios en voz baja, va a amanecer, y no vamos a poder hacerlo, Tote, miraba el horizonte, todavía teníamos esa hora bruja de amanecer donde todavía es de noche pero hay un cierto resplandor azul marino. Rápidamente revisaron el posible fallo y nos hicieron una señal para que fuésemos a primera. Yo veía dos cámaras desde mi puesto, y todo el equipo se agolpaba alrededor, Toni estaba tranquilo a pesar de la responsabilidad de conducir el coche, asegúrate Ángel de que se vea bien en el plano que son ellos. Fernando Guillén se había que quedado hasta el final a pesar de haber terminado hacía rato y tomaba fotos de todo lo que pasaba. El primer ayudante volvió a coger el megáfono, y ¡motor!... rueda cámara uno, cámara dos... bien chicos, listos...¡¡ acción!!, el coche arrancó de nuevo y cuando no había avanzados más de tres o cuatro metros un resplandor rojo y amarillo, de fuego, cegó el monitor en el que yo estaba mirando, por unas décimas de segundo el coche desapareció de la pantalla como desintegrado pero a los escasos segundos surgió de entre las llamas, avanzando seguro hacia cámara, sí, estaban bien y se veía que eran ellos... salieron de plano, no cortéis, la gasolinera ardió unos segundos que se hicieron eternos. Vale, lo tenemos. Corrimos todos al coche, y Manu, Toni y Eva estaban bien, venga vamos a ver la toma, vais a flipar, todo el mundo se empezó a abrazar, lo habíamos conseguido, toda había salido bien. La película estaba terminada.